Estan Vivas: Las Costas Vivas!!
Traducido por Sandra Schleier
Protegiendo nuestras Costas!
Muchos de nosotros hemos visto fotos de la erosión que ocurre en nuestras costas a causa de la fuerza de las tormentas costeras, inundaciones y el aumento del nivel del mar, pero si no estás al tanto, échale un vistazo a la figura 1. Este daño y actividad erosiva posterior son particularmente negativos si vives cerca de la costa o sueles disfrutar de un día en la playa! De seguro, por la seguridad de la vida y la propiedad, estamos sumamente interesados en proteger nuestras costas. ¿Verdad?
Métodos para reducir la Erosión Costera
Generalmente hablando, existen dos puntos de enfoques hacia la protección costera: infraestructura natural e infraestructura construida.
La infraestructura construida, también conocida como la costa endurecida, emplea estructuras de concreto como los rompeolas y mamparos (Figura 2). Estas estructuras ayudan a proteger las costas pero también quitan hábitat de gran valor. Los mamparos, por ejemplo, reducen la cobertura de praderas de hierba marina(2), lo cual son hábitats vitales para muchos organismos como el cangrejo azul. En adición, los rompeolas reducen el área de la playa (área pública de bañistas) gradualmente hasta perderla por completo.
Costas vivientes son una alternativa y opción natural de infraestructura. La misma utiliza la vegetación nativa. Estas infraestructuras verdes son típicamente sembradas y utilizadas para restaurar los humedales que bordean la costa con amplitudes de <30 metros, lo cual es mucho más angosto que un humedal ya establecido. Muchas costas vivas también emplean estructuras naturales, como las conchas de las ostras, para reducir el impacto de las olas. En muchos casos, como la investigación Davis et al., las conchas pueden desarrollarse en arrecifes de ostras vivas.
En algunos casos, las costas vivas pueden ser hasta más resistentes a impactos de tormentas que los mamparos. Por ejemplo, luego del Huracán Irene, un dueño de propiedad en Carolina del Norte fue testigo de su propiedad convirtiéndose en una zona de lodo cuando las olas impactaron el mamparo, mientras que la propiedad de otro dueño a menos de 650 pies sostuvo menos daño dado a la protección de una costa viva(3). Las costas vivas también proveen numerosos servicios ecológicos que se pierden cuando los mamparos son utilizados. Los humedales costeros, plataformas de roca, y arrecifes de ostras (todos los tipos de costas vivas) también actúan como criaderos de peces, atrapan sedimentos y nutrientes que mejoran la calidad de agua y disminuyen el embate del oleaje(4). En esta investigación, Davis et al., estudiaron un servicio de ecosistema adicional: secuestro de carbono (almacenaje de carbono).
Pueden costas vivas atrapar carbono?
La preservación y restauración de los humedales costeros ha sido guiada por su habilidad de almacenar carbono. Pero, ¿Qué tal estos humedales más pequeños que bordean y protegen la costa? Los investigadores de esta investigación estudiaron 8 humedales diferentes en el Río Newport de Carolina del Norte. Tres de los humedales eran naturales, de mayor edad y ya establecidos. Los otros cinco fueron humedales sembrados o restaurados y de menor edad, dos siendo creados como costas vivas. Las condiciones ambientales (temperatura, alcance de marea, tormentas) fueron consideradas las mismas ya que los 8 humedales quedaban en cercana proximidad uno del otro. En los humedales, el almacenaje de carbono ocurre bajo tierra. El carbono es considerado ser secuestrado cuando la producción bajo tierra es mayor que la remineralización (pérdida de carbono a causa de la respiración celular).
Los humedales ya establecidos y de mayor edad, obtuvieron menos secuestro de carbono (figura 3). Pero, no te dejes engañar! Es muy probable que la mayor cantidad de carbono almacenado está inflada en los humedales restaurados. En adición, probablemente mucho del carbono secuestrado en los humedales de menor edad son lábiles, lo cual significa que son liberados a la atmósfera, esto no es bueno. El carbono capturado por humedales de mayor edad, aunque a una tasa menor, son más refractario y no apetecible a los microbios. En otras palabras, esos humedales de mayor edad tienen potencial de atrapar carbono a largo plazo y esto si es bueno (figura 4)!
Sin embargo, no debemos olvidarnos que las costas vivas también secuestran carbono, y el almacenamiento de carbono aumenta al pasar de los años.
Importancia
Las prácticas de mejor manejo tradicionales han sido utilizadas para construir estructuras, como los mamparos, para proteger las costas. Sin embargo, las costas vivas no solo reducen la erosión costera, pero también pueden atrapar y almacenar carbono. Sin embargo, muchos dueños de propiedades todavía prefieren mamparos. Para movernos hacia delante, es necesario hacer más estudios sobre las costas vivas para entender los beneficios que estas presentan a largo plazo (y defectos). Las costas vivas no siempre son la mejor opción, pero deben ser consideradas como una opción cuando protegemos las costas.
Artículo: Davis JL, Currin CA, O’Brien C, Raffenburg C, Davis A (2015). “Living Shorelines: Coastal Resilience with a Blue Carbon Benefit”. PLoS ONE 10 (11): e0142595. DOI:10.1371/journal.pone.0142595
Referencias adicionales
(1) Wigand, Cathleen, Thomas Ardito, Caitlin Chaffee, Wenley Ferguson, Suzanne Paton, Kenneth Raposa, Charles Vandemoer, and Elizabeth Watson. “A climate change adaptation strategy for management of coastal marsh systems.”Estuaries and Coasts (2015): 1-12. DOI: 10.1007/s12237-015-0003-y
(2) Patrick, Christopher J., Donald E. Weller, and Micah Ryder. “The Relationship Between Shoreline Armoring and Adjacent Submerged Aquatic Vegetation in Chesapeake Bay and Nearby Atlantic Coastal Bays.” Estuaries and Coasts39, no. 1 (2016): 158-170. DOI: 10.1007/s12237-015-9970-2
(3) Popkin, Gabriel, and Dylan Ray. “Breaking the waves.” Science (New York, NY) 350, no. 6262 (2015): 756-759.
(4) Currin, C. A., W. S. Chappell, and A. Deaton. “Developing alternative shoreline armoring strategies: the living shoreline approach in North Carolina.” (2010): 91-102.