Una nueva amenaza sobre los arrecifes de coral en Puerto Rico
Una nueva amenaza se cierne sobre los arrecifes de coral en Puerto Rico.
Sin nombre común en español, la “stony coral tissue-loss disease” es una rara enfermedad, altamente invasiva y mortífera, que afecta a poblaciones coralinas en regiones tan cercanas como Islas Vírgenes y República Dominicana. Se reportó por primera vez en Florida, en 2014, y se ha extendido hasta la península de Yucatán en México.
Por el momento, no hay reportes de impacto a los corales locales.
Sin embargo, las agencias ambientales no bajan la guardia. Tan es así, que la “stony coral tissue-loss disease” fue uno de los temas principales discutidos durante la última reunión de la Caribbean Coral Reef Partnership, un junte de dependencias instituido por la Región 2 de la Agencia federal de Protección Ambiental (EPA, en inglés), a la que Puerto Rico pertenece.
La “stony coral tissue-loss disease” tiene una tasa de mortalidad de entre 66% y 100%. (Suministrada/NOAA)
Creada en el 2013 con el propósito de optimizar la comunicación entre agencias y coordinar mejor sus esfuerzos de protección, la Caribbean Coral Reef Partnership no se reunía desde el paso de los huracanes Irma y María, en septiembre de 2017. El cónclave más reciente fue el pasado 19 de junio en Guaynabo.
“En el Caribe, tenemos unos retos particulares con los corales, como el aumento en el nivel del mar y el problema de acidificación de los océanos. Pero a eso se añade esta enfermedad nueva, que tiene una tasa de mortalidad de entre 66% y 100%, según la especie, y que mata a los corales tan rápido como en semanas y meses”, explicó a El Nuevo Día el director de la División de Agua de la Región 2 de la EPA, Javier Laureano.
Por su parte, el coordinador de asuntos de arrecifes de coral para la Región 2 de la EPA, David Cuevas Miranda, indicó que son muy pocos los detalles que se conocen sobre la “stony coral tissue-loss disease”.
“Es una enfermedad bien agresiva, que afecta a cerca de 22 especies de corales en el Caribe. Surgió en el estado de la Florida, y es una enfermedad nunca antes vista por su agresividad y tasas de mortandad. Todavía no se conoce mucho sobre qué la causa, pero lleva desde 2014 y no ha tenido pausa. Ha seguido expandiéndose sin control y las agencias están tratando de ver cómo se puede trabajar”, dijo Cuevas Miranda.
La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, en inglés) baraja la hipótesis de que la enfermedad es causada por bacterias y puede transmitirse a otros corales a través del contacto directo y la circulación del agua.
Jennifer Koss, directora del Programa de Conservación de Corales de la NOAA, señaló que, al momento, los investigadores trabajan para identificar patógenos potenciales y relaciones con factores ambientales, estrategias para tratar colonias enfermas e identificar genotipos de corales resistentes a la “stony coral tissue-loss disease”.
“Algunas especies han reportado hasta 100% de mortalidad”, dijo Koss para recalcar la agresividad de la enfermedad.
Laureano, entretanto, indicó que la EPA está revisando sus “herramientas regulatorias” para prevenir que la “stony coral tissue-loss disease” llegue a Puerto Rico. Entre esas herramientas están las regulaciones a las descargas de las embarcaciones, que podrían reforzarse.
“Creemos que esa es una de las maneras en que la enfermedad podría estar propagándose… que el agua (de las descargas) sea un vector de la enfermedad”, dijo.
Otros asuntos
Durante la reunión de la Caribbean Coral Reef Partnership, las agencias también discutieron la recuperación de los corales tras el embate de Irma y María.
Koss relató que, luego de los ciclones, la NOAA hizo una evaluación de daños en Puerto Rico, Islas Vírgenes y Florida. Como parte de ese esfuerzo, se reubicaron y replantaron corales.
“Esos corales lo están haciendo muy bien. Estamos viendo una muy buena recuperación”, dijo la funcionaria, al mencionar que en Culebra y Guánica, por ejemplo, se hicieron trabajos de restauración.
Cuevas Miranda añadió que la EPA trabaja con la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, en inglés) y otras dependencias para “desarrollar estrategias de resiliencia”, entre estas, mejorar la infraestructura sanitaria. La intención es reducir las descargas que llegan al mar y afectan a los corales.
“También estamos trabajando estrategias de manejo de cuencas con la NOAA para hacerlas más resilientes… para reducir el problema de sedimentos, y estamos dando apoyo a la Junta de Calidad Ambiental en cuanto a las regulaciones de calidad de agua”, indicó.
En la reunión, también se reconoció la labor de las organizaciones sin fines de lucro y comunitarias en beneficio de los arrecifes de coral, entre estas, el Programa del Estuario de la Bahía de San Juan y Vegabajeños Impulsando Desarrollo Ambiental Sustentable. Laureano y Cuevas Miranda coincidieron en que, sin el trabajo de estas entidades, la labor de las agencias quedaría incompleto.
Además de la EPA y la NOAA, en la Caribbean Coral Reef Partnership están el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos, la Guardia Costera, el Servicio de Conservación de Recursos Naturales del Departamento de Agricultura federal, el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales y su equivalente en Islas Vírgenes, entre otras agencias.
De acuerdo con Laureano, otras regiones de la EPA han expresadointerés en instituir alianzas similares para trabajar asuntos particulares.