Adelantan pasos en la recuperación costera
Hoy el reto es la recuperación costera, y en la Reserva Nacional de Investigación Estuarina de Bahía de Jobos, entre Salinas y Guayama, expertos y voluntarios se integran a un nuevo proyecto de siembra de yerbas marinas y reforestación de manglares que, además, son necesarios para mitigar los efectos del cambio climático.
Los oceanógrafos Ángel Dieppa y Milton Muñoz, junto a Ben Scheelk, de The Ocean Foundation, hacen una demostración al rellenar una de las "medias" que sirve de base a los suelos marinos antes de sembrarlo. Foto por María de los Milagros Colón.
La organización The Ocean Foundation (TOF), de la mano de la aerolínea JetBlue, personal de la reserva y autoridades locales, identificaron quince zonas en la bahía como parte de un proyecto piloto de siembra que suman cientos de hectáreas impactadas.
“Debido a los efectos crecientes del cambio climático, las tormentas aumentarán, tanto en devastación, como en frecuencia. Si bien nuestra sociedad debe hacer todo lo que esté a nuestro alcance para mitigar estos efectos, también creemos que las comunidades más vulnerables a estas amenazas tienen oportunidades de trabajar juntas e implementar estrategias para hacer que sus costas sean más resistentes, ayudar a proteger su sustento y lugares especiales, e incluso, pueden crear oportunidades de beneficio económico y social”, sostuvo Jason Donofrio, oficial de relaciones exteriores de TOF
La organización se encargó de identificar los recursos de adiestramiento, dándoles herramientas a expertos locales para ejecutar el proyecto y, a su vez, preparar a voluntarios y miembros de la comunidad. El objetivo de TOF es asistir durante el desarrollo de esta y otras iniciativas que se convertirán en proyectos de largo plazo que ayuden a desarrollar una costa resiliente.
Aunque fue en abril que comenzó el entrenamiento y se hicieron las primeras siembras, Metro pudo constatar que ya se observa crecimiento.
Más efectivo que el amazonas
Más allá de que estas infraestructuras naturales amortigüen el impacto de huracanes y otros fenómenos, también destacan por su capacidad de absorción de dióxido de carbono. Diversos estudios demuestran que, en conjunto, las yerbas marinas son 35 veces más efectivas que el llamado “pulmón del mundo”, la selva tropical del Amazonas en Suramérica.
Las praderas o grama marina apenas ocupan el 0.1 % del suelo marino, pero son responsables del procesar el 11 % del dióxido de carbono que queda atrapado en el océano y, por tanto, ayuda a mitigar los efectos de la acidificación.
La iniciativa forma parte del programa SeaGrass Grow!, de la organización estadounidense. Además, con este proyecto, JetBlue culmina su compromiso de apoyo tras el paso de los huracanes Irma y María, llamado 100 x 35, que busca viabilizar 35 iniciativas en 100 días.
Así se siembra grama marina
Los oceanógrafos Milton Muñoz y Ángel Dieppa se encargaron de demostrar la metodología para la siembra de grama marina. Inicialmente, toca rellenar con sedimento los huecos que han quedado en el suelo marino, también como efecto de embarcaciones y otras intervenciones humanas. Para ello usan unas “medias” rellenas de arena que se desintegran sin ocasionar daños. A grandes rasgos, lo siguiente es seleccionar los pedacitos de grama que irán agarrados a un alambre, levantar un poco de arena con la mano en un ángulo de 45 grados e insertarla. También se colocan plataformas para aves lo que facilita la dispersión.