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Blanqueamiento de corales llega a nivel de alerta cuatro alrededor de Puerto Rico

Una alerta nivel cuatro significa que hay un riesgo severo o sobre un 50% de mortalidad de múltiples especies de corales en la zona identificada.


Puerto Rico se encuentra en una alerta nivel cuatro de blanqueamiento de corales debido a la continuación de la ola de calor marítima que sufren las aguas aledañas al archipiélago.


“Ya no se puede hacer mucho. El daño está hecho. El problema estriba en que, si nosotros, como país, no asumimos unas responsabilidades de la parte que nos corresponde en atender el asunto del impacto climático y buscar los mecanismos localmente de cómo manejar el asunto de adaptarnos y poder mitigar estos impactos, no hay mucho avance”, expuso Edwin Hernández Delgado, ecólogo marino que estudia el blanqueamiento.


En esa línea, el científico recomendó elaborar un plan masivo de reforestación, crear ciudades “más verdes”, implantar mejores mecanismos de manejo de basura y reciclaje, y reducir los desperdicios nocivos, entre otros aspectos.


“Necesitamos una serie de acciones que pueden rendir múltiples beneficios y este asunto del agua, de la seguridad alimentaria... de hacer más eficiente el tratamiento de las aguas usadas, crear unas ciudades más verdes y más limpias y manejar la basura, son pequeñas cosas que, a lo mejor aisladas, no las vemos en el contexto de la protección de los recursos de la costa, pero, cuando las miras bien de forma holística, todas esas cosas necesitamos hacerlas para minimizar otros tensores ambientales que pudieran magnificar el efecto de la temperatura”, recalcó Hernández Delgado.


Para el ecólogo marino, mantener las costas, incluyendo las dunas, los manglares y otras “líneas de defensas naturales contra las marejadas y los huracanes” ganará tiempo para evitar un impacto a varias economías de la isla como la pesca y el turismo”.


El blanqueamiento de corales es el momento de vulnerabilidad que alcanza este organismo luego de que las algas que lo cubren generan altos niveles de toxicidad al no poder procesar –mediante fotosíntesis– el exceso de calor y luz solar que reciben. Como mecanismo natural ante el componente tóxico, los corales expulsan las algas, que son las que le dan el color en condiciones estables, y su esqueleto queda al descubierto, razón por la que lucen el color blanco.


Desde 2023, los científicos advirtieron sobre el alto nivel de calor en las aguas del océano Atlántico y sus efectos devastadores en los arrecifes de coral que rodean a Puerto Rico.


El blanqueamiento, sin embargo, no es sinónimo de muerte. “El problema es que, si pasan tres, cuatro o seis semanas bajo esas condiciones, el coral, como su alimentación y oxigenación proviene de las algas, cesa su crecimiento, disminuye significativamente la habilidad de adquirir nutrientes y oxigenación, y es ahí cuando se ve afectado”, explicó Hernández Delgado, en una entrevista previa, a El Nuevo Día.


Una investigación que la firma Estudios Técnicos condujo en 2007, a petición del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales, arrojó que los arrecifes y los ambientes naturales asociados proveían un valor calculado en $1,852 millones anuales tan solo para la costa este, una cifra que se multiplicaría si se extrapolara a todo el archipiélago, incluyendo los sistemas en el suroeste, como los que se encuentran frente a las costas de Guánica, La Parguera y Joyuda, en Cabo Rojo.


El estimado realizado por Estudios Técnicos –sin tomar en cuenta factores como la inflación– es el equivalente al 15% del presupuesto con el que cuenta hoy el gobierno central.


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